El Líbano, llamado “la Suiza de Oriente Medio” durante los años cincuenta y sesenta, aún sufre las consecuencias de una guerra civil, en la que también intervinieron Siria e Israel y que duró casi 15 años. Tres décadas después, dieciocho comunidades religiosas tienen participación en el Parlamento, pero muchas heridas siguen abiertas. A pesar de una gran crisis económica, los libaneses siguen apostándole al futuro, orgullosos de su herencia que se extiende hasta los fenicios.
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